David quería pedirle matrimonio a Alba en París, y su sueño superó su imaginación.

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Estuvimos planeándolo todo meses antes para que yo pudiese volar a la ciudad el día de la pedida.

Ellos cogieron un vuelo para pasar las navidades en la ciudad del amor. Lo que no se esperaba Alba, es que el segundo día de visita, yo iba a aparecer de sorpresa en ese momento exacto que hincó rodilla.

 

Mi corazón bombeaba a 100mil por hora.

No sabéis lo increíble que fue vivir este momento.